Emprender es una decisión importante que, aunque es muy gratificante, te hará enfrentarte a muchos retos.
Al esfuerzo diario por sacar adelante tu proyecto, se unen los posibles problemas para conseguir dinero y cubrir gastos, sobre todo al principio.
La primera opción para montar una empresa es la autofinanciación. Es decir, aprovechar tus propios recursos y ahorros. Aun así, puedes optar por mantener tu salud financiera para hacer frente a imprevistos, y buscar otras vías de financiación.
Y, ¿qué pasa si no tienes ahorros?
Puedes buscar inversores para tu empresa, recurrir a las ayudas a la solvencia para empresas y autónomos o aprovechar alternativas de financiación (Private Equity, Venture Capital, Crowdfunding, Business Angel, etc.) para pymes de nueva creación.
Elegir una u otra dependerá de tu negocio y del capital que necesites. No olvides que ni todos los emprendedores tienen las mismas necesidades, ni toda inversión privada para empresas supone correr los mismos riesgos.
Más del 80% de las pymes recurren a préstamos bancarios, créditos comerciales o líneas de crédito.
Pero, aunque la mayoría de las entidades bancarias cuentan con distintas soluciones de financiación para empresas y de apoyo a las pymes, no siempre son la mejor opción para abrir una nueva empresa.
La Administración Pública no financia proyectos empresariales de forma directa, pero pone a disposición de los emprendedores subvenciones y ayudas.
Los requisitos e importes varían en función del tipo de negocio, aunque normalmente se dirigen a sectores concretos.
Los proyectos potencialmente subvencionables suelen estar relacionados con la innovación, la tecnología o las energías renovables.
"Busco inversores para mi empresa. ¿Qué debo hacer?". Esta pregunta es habitual entre los nuevos emprendedores.
En los últimos tiempos, los "Business Angels" han ganado terreno en el mercado empresarial. Se trata de personas físicas, con alta capacidad de inversión e interesados en impulsar proyectos con potencial de crecimiento.
Los Business Angels no solo aportan sus recursos financieros a empresas que comienzan un nuevo proyecto empresarial o que inician una nueva actividad: también les ofrecen su experiencia en el sector, su “know-how” y su amplia red de contactos.
Las llamadas "aceleradoras" e "incubadoras" son otros espacios donde es posible encontrar inversores.
Esta fórmula de las 3Fs, llamada así por la expresión inglesa "family, friends and fools", permite conseguir capital sin recurrir a fondos privados, sin intereses y sin avales o garantías.
Sin embargo, conlleva más riesgos "personales" si el proyecto no funciona.
Aunque suele relacionarse con proyectos creativos, cada vez más empresas recurren a esta fórmula para obtener financiación.
El funcionamiento de las plataformas de crowdfunding es sencillo (un gran número de personas juntan pequeñas inversiones individuales para hacer crecer una idea) y está en plena expansión.
Los diferentes tipos de crowdfunding son:
Los emprendedores recurren especialmente al primero, tal y como explicamos a continuación.
El crowdlending es un tipo de crowdfunding que funciona de manera similar a un préstamo.
Se basa en la intermediación financiera: la plataforma pone en contacto a empresas que necesitan financiación con particulares que poseen ahorros y quieren sacarles rentabilidad.
La herramienta también gestiona el estudio de la empresa, la formalización de las operaciones, y los cobros y pagos.
Esta alternativa funciona de manera similar a un préstamo bancario, aunque los intereses a pagar no dependen del capital sino del riesgo del proyecto o empresa.
El Mercado Alternativo Bursátil (MAB) y el Mercado Alternativo de Renta Fija (MARF) permiten a algunos emprendedores conseguir financiación para sus proyectos empresariales.
Ambos están promovidos por las bolsas y mercados españoles, operan en toda la Unión Europea y facilitan un proceso de expansión supervisado por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), lo que aumenta su visibilidad ante nuevos inversores.
Sin embargo, y al igual que ocurre con la Bolsa, esta alternativa de financiación para empresas no está al alcance de todos los emprendedores: es necesario estar en un estadio de desarrollo sostenible y recurrente, y generar unos ingresos mínimos que superen los 3 millones de euros.
En nuestro intento por democratizar el emprendimiento, desde Jeff hemos tratado de reducir el capital mínimo necesario para abrir un negocio con tres iniciativas:
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