Los emprendedores requieren una capacidad de liderazgo innata para dirigir su negocio, reaccionar ante adversidades o retos, y detectar oportunidades de negocio donde otros no las ven.
En este sentido, la importancia del liderazgo en la empresa es indiscutible.
Es más: podemos tener grandes ideas, todos los recursos iniciales, la estructura, un local perfecto e incluso los mejores proveedores, pero, sin un buen líder, existen más posibilidades de que un proyecto fracase.
Hemos oído mucho sobre esta palabra, pero, ¿qué es el liderazgo?
En los negocios, el liderazgo es la manera en la que un emprendedor guía a su equipo para conseguir sus objetivos. Piensa que las empresas tienen perfiles profesionales muy diferentes, y a veces resulta complejo que todos vayan en una misma dirección por motivación intrínseca.
Las personas con capacidad de liderazgo se caracterizan por saber establecer un propósito común, claro, compartido y desafiante, y por involucrar y movilizar a todas las áreas y empleados de una compañía.
Los tres pilares fundamentales del liderazgo son:
En función de estas capacidades, podemos distinguir diferentes estilos de liderazgo:
El laissez-faire es un modelo de liderazgo de corte liberal, que pretende crear equipos de trabajo capaces de trabajar de forma independiente y sin que el líder deba intervenir directamente en la toma de decisiones.
Se enfoca en la evaluación del trabajo, se relaciona con una mayor autonomía, confianza y reconocimiento, y suele contraponerse a la idea de líder tradicional “autoritario”.
El liderazgo democrático se caracteriza por la neutralidad y la corrección, y su dinámica es, operativamente, más lenta.
Se basa en la colaboración activa de los empleados en la toma de decisiones, y favorece el desarrollo de actividades de manera colectiva, organizada y responsable.
El concepto de liderazgo transaccional tiene como fundamento la idea de “recompensa”. El trabajador ofrece sus servicios y recibe un salario a cambio, y el líder indica qué quiere conseguir y facilita a los trabajadores los recursos para conseguirlo.
Este tipo de liderazgo basado en la gratificación es más impersonal y se ciñe a la duración del intercambio.
El liderazgo transformacional, tal y como su nombre indica, tiene como objetivo fomentar el cambio y la creatividad en la empresa.
Está íntimamente ligado a la satisfacción, efectividad y motivación de la plantilla, tiene un impacto muy positivo sobre la cultura organizacional y es la clave para sobrevivir ante una competencia global y cambiante.
El liderazgo situacional se caracteriza por la adaptabilidad: los líderes tienen en cuenta el nivel de preparación de cada miembro de su equipo y la singularidad de cada situación.
El liderazgo situacional puede ser directivo (el líder sirve como orientador), persuasivo (también conocido como explicativo o de coaching), participativo (dirigido a los miembros del equipo) o delegador (el líder ejecuta un trabajo de supervisión).
Algunas de las habilidades intrínsecas, ya sean soft skills o hard skills, que debe tener todo líder empresarial son:
El liderazgo es uno de los principios para que franquiciador y franquiciado puedan trabajar en la misma dirección.
El franquiciador se encarga de ser líder estratégico para el negocio. Es responsable de hacer que la marca y su know-how sigan siendo competitivos y sostenibles en el tiempo.
Sin embargo, el franquiciado también debe ser un líder además de emprendedor. Es clave para guiar a sus trabajadores en el día a día para conseguir impulsar la gestión del negocio.
Desde Jeff siempre damos apoyo a todos nuestros emprendedores, también analizando y proponiendo mejoras en su gestión. Pero los verdaderos líderes son nuestros franquiciados en cada una de sus empresas.
Ahora que conoces la importancia del liderazgo en la empresa y en la franquicia, seguro que ya estás listo para emprender. Contacta con nosotros y empieza el camino para liderar tu franquicia.